LA ENSEÑANZA DE LA TECNICA PIANISTICA
por Sydney d'Agvilo

Introducción

Mientras se toca el piano las articulaciones permanecen constantemente en un estado elástico, de disposición total para la movilidad coordinada y armoniosa, estando todas ellas interconectadas fisiológicamente. Como ya señalaron acertadamente Chopin y Liszt en una feliz imagen, la mano tiene que ser “de goma” en todo momento. El piano no se toca con la fuerza de los dedos sino mediante la acción natural y coordinada de todas las articulaciones, desde los arcos de los dedos, la muñeca y el codo hasta el hombro y la espalda. Sobre estas bases constituidas principalmente por la técnica de la relajación y por los denominados apoyos de los dedos sobre el teclado es sobre la que en los años sucesivos el estudiante podrá ir construyendo la técnica trascendental del piano —la técnica del control del peso— que fuera inventada por Franz Liszt en el siglo XIX, y de la que las modernas escuelas pianísticas no representan sino distintas (y a veces confusas) maneras de aproximarse, con más o menos fortuna y acierto, a lo que incuestionablemente es un sólido corpus de conocimiento único.
En mi calidad de alumno indirecto de Franz Liszt a través de Joan Moll, Consuelo Barrio y Claudio Arrau —herencia técnica y musical de valor incalculable que me enorgullece mantener, transmitir y continuar en la medida de lo posible—, espero poder contribuir en algo a que el tesoro de la técnica trascendental del piano, complejo organismo de conocimientos artísticos tan sumamente valioso y extraordinario como difícil de enseñar y de transmitir en la acelerada sociedad actual, siga perviviendo a través de las próximas generaciones de estudiantes.
Muchos de los mayores pianistas de la historia musical han escrito diversos estudios de virtuosismo pianístico. Sin embargo, la enseñanza de los niveles iniciales del piano ha sido, quizá comprensiblemente, obviada por la mayoría de los concertistas. Como resultado de esta situación, la práctica totalidad de los libros de iniciación al piano han sido escritos por profesores que no han desarrollado necesariamente una actividad concertística de alto nivel o, lo que probablemente es más frecuente, son excelentes pedagogos pero no han llegado a aprehender los fundamentos últimos de la técnica trascendental del piano.
Todo esto no tendría mayor importancia si la técnica trascendental del piano no extendiera su ámbito de influencia hasta las primeras etapas de la enseñanza instrumental. Como sucede por ejemplo en la Matemática, para enseñar a sumar y restar a un niño es evidente que no hace falta ser un matemático de altos vuelos, sino que son suficientes unos pocos conocimientos de álgebra básica. Aquí es mucho más importante la vocación natural para la docencia del maestro que no sus posibles conocimientos de matemáticas superiores. Desafortunadamente, la situación en la enseñanza musical no es tan sencilla. Desde luego, para enseñar los primeros pasos de la técnica pianística no hace falta ser un virtuoso del piano. Ahora bien, así como en aritmética todos los libros enseñan que 2 más 2 son 4, y no hay más donde escoger, la enseñanza inicial del piano está mucho más abierta en el sentido de que la composición de la primeras piezas pianísticas orientará ya desde el principio los pasos del niño en una u otra dirección, dirección que puede ser, o no, la que le conduzca hasta la espléndida cumbre de la técnica trascendental del piano. No es cierto que sólo se pueda acceder a este sendero, oculto tras la frondosa vegetación, en los primeros años de aprendizaje; de hecho no hay ningún periodo ni edad límite establecidos para poder descubrir y empezar a caminar siguiendo el curso marcado por esta senda, pero lo que es indudable es que cuanto más tarde se inicie el niño en ella, más alejado va a encontrarse de ese camino y, por consiguiente, tanto más trabajoso va a resultarle el proceso de volver a orientarse en esta dirección. Con todo y como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena, ya que los restantes caminos, sencillamente, no conducen a la cumbre de la excelencia pianística sino que se entrecruzan de manera confusa rodeando interminablemente las faldas de la montaña o acaban en callejones sin salida.
Aunque en esta breve introducción apenas si podemos dar una idea de estos problemas, es importante señalar que los tradicionales libros de piano para principiantes se han basado invariablemente en una concepción errónea de la técnica pianística, derivada simplemente del desconocimiento de la misma. Por ejemplo, la llamada posición fija de la mano sobre el teclado es una anticuada y reverenciada fórmula pedagógica que propicia que desde el primer momento el niño adquiera una postura rígida y forzada de la mano y el brazo sobre el teclado, quitando así movilidad y elasticidad a las articulaciones de los dedos, la muñeca, el codo y el hombro. Huelga decir que sólo es cuestión de tiempo el pasar desde este estado de semirrigidez al del sofocante agarrotamiento muscular que caracteriza el denominado toque “por presión” que imposibilita cualquier desarrollo de la técnica trascendental del piano.
Aunque este lamentable fenómeno es sobradamente conocido por los grandes pianistas, todavía no se ha conseguido evitar su aparición en los niveles iniciales e intermedios de la enseñanza del piano, para lo cual lo primero que hay que hacer es cambiar la nefasta metodología que propicia este estado de cosas y que incurre en estos errores año tras año con una terquedad asombrosa. Pretender mantener contra viento y marea los conocidos estudios mecánicos, musicalmente vacuos y técnicamente inútiles, es como decir que se puede curar a un enfermo aunque se le siga administrando el mismo veneno de antaño formulado por un matasanos.
Todo esto puede sonar un poco extraño al neófito en este campo, del que con lo poco que ya se ha adelantado se puede inferir que la pedagogía del piano es una rama que se encuentra bastante alejada de los usos y costumbres del pensamiento racional y de la metodología científica. Aunque la técnica pianística es un tema extremadamente complejo, en este librito vamos a intentar que cualquier persona sin conocimientos musicales pueda obtener una idea lo más fidedigna posible de lo que es, y también de lo que no es, a efectos de que posea la suficiente información y se forme su propio criterio para que pueda empezar a sacar sus propias conclusiones cuando le llegue el afortunado momento en el que tenga que decidir cómo quiere que le enseñen el piano a él o a sus hijos.






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