SEGÚN LA CONTRATECNICA O
SEGÚN LA TECNICA TRANSCENDENTAL
LAS ESCALAS Y ARPEGIOS
La manera de enseñar el piano es distinta según se siga la técnica transcendental o la contratécnica. Esto afecta no sólo a los niveles superiores, donde la técnica transcendental posee toda una serie de juegos pianísticos y de virtuosismo de los que carece la contratécnica, sino también en los niveles iniciales e intermedios.
Quienes enseñan a tocar el piano “por presión” se centrar obsesivamente sólo en dos juegos pianísticos: las escalas (do, re, mi, fa,...) y los arpegios (do, mi, sol, do,...), en todas las tonalidades, cuando la técnica pianística está integrada por muchos otros juegos pianísticos a los que la contratécnica, o bien no les presta la atención adecuada, o bien, simplemente los desconoce. El daño que se inflige al alumno a causa de este extendido prejuicio pedagógico es enorme porque las escalas y los arpegios son dos de los juegos pianísticos más complejos. Si se desean ejecutar correctamente y sin tensión muscular se necesita que el peso del brazo vaya pasando reiteradamente a una velocidad considerable de un dedo a otro, en un tipo de movimiento que recuerda visualmente al desplazamiento ondulante de un ciempiés. Esto significa que en la técnica transcendental estos dos juegos no se enseñan sino a partir de los niveles intermedios, ya que si se le pide al alumno que ejecute escalas y arpegios cuando todavía no tiene bien consolidados los apoyos de los dedos, lo que hará inevitablemente es suplir mediante el toque por presión la falta de apoyos de los dedos, sustituyendo el peso del brazo por la fuerza muscular.
Asimismo, en la técnica transcendental se empieza tocando piezas que contengan notas separadas o pasajes con toque en picato y no en legato porque antes de empezar a aprender cómo pasar el peso del brazo de un dedo a otro, hay que aprender a pasar el peso del brazo sobre cada uno de los dedos separada e individualmente. Si no se hace así, el estudiante que todavía no tiene consolidados los apoyos de los dedos se verá obligado a tensar y contraer aún más los músculos para intentar unir una nota con otra.
Uno de los síntomas inequívocos del uso de la contratécnica es que en sus obsoletos y desequilibrados programas de piano se introducen obligatoriamente la ejecución de las hieráticas escalas mecánicas y arpegios en todos las tonalidades, en todos los niveles de la enseñanza, error garrafal que está, por desgracia, bastante extendido en este tipo de escuelas, independientemente de su antigüedad y tamaño.
Aunque lo dicho en este epígrafe es fácil de entender por cualquier persona no especializada, no lo es tanto para los profesores contratécnicos, cuya beligerancia en este sentido suele ir pareja con su ignorancia de la técnica transcendental, grandioso cuerpo de conocimiento difícil de asimilar cuando no se posee y cuando su desconocimiento puede dejar en evidencia las propias carencias profesionales.
Seguramente la técnica pianística debe ser una de las pocas actividades humanas donde la ignorancia puede hacerse pasar por mérito a causa del reducido número de pianistas virtuosos que han logrado adquirir la técnica transcendental. Sin embargo, en otras actividades, sería absolutamente impensable que quienes carecen de los conocimientos superiores pretendieran criticar o contradecir a esa excelsa minoría que sí los posee, en lugar de intentar aprender de ellos y seguir sus sabios consejos derivados de una experiencia y capacitación profesional superiores.
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